Cuando la temporada turística ha terminado y las temperaturas se vuelven más suaves, es el momento perfecto para experimentar Mallorca de una manera diferente. La isla se mueve a un ritmo más tranquilo durante la temporada baja, con menos visitantes, lo que permite disfrutar plenamente de la naturaleza, la cultura y todos los pequeños detalles que hacen a Mallorca tan especial.
El otoño es un momento ideal para descubrir los senderos de la isla. El GR221, la clásica Ruta de Pedra en Sec, serpentea por la Serra de Tramuntana ofreciendo vistas impresionantes de los valles y la costa. Otra opción recomendada es el tramo entre Deià y Port de Sóller, donde olivares y pequeños pueblos de montaña conducen a un encantador puerto. Para quienes buscan un desafío mayor, se puede hacer la ruta desde el embalse de Cúber hasta Puig de l’Ofre, con unas vistas espectaculares de las montañas. Incluso los recorridos más cortos, como el sendero costero entre Cala Llombards y Caló des Moro, muestran algunas de las calas más bonitas y acantilados dramáticos de la isla.
Mallorca también es un paraíso para los ciclistas y en otoño las carreteras están más tranquilas y el aire más fresco. Muchos eligen la icónica ruta de 37 km hasta el Cap de Formentor, con curvas cerradas y vistas panorámicas que llevan al famoso faro. La exigente subida a Sa Calobra es un clásico para los que buscan adrenalina, mientras que el bucle de Orient, de 34 km a través de bosques de pinos y pueblos, es perfecto para un paseo más relajado. Las familias o quienes prefieren un ritmo más tranquilo pueden disfrutar de la ruta Vía Verde entre Manacor y Artà, siguiendo antiguos trazados de ferrocarril entre paisajes abiertos y olivares.
Más allá de las actividades al aire libre, Mallorca muestra su lado creativo en otoño. En Sa Pobla, se puede participar en el taller Dada Days de tintado natural, donde plantas silvestres se transforman en hermosos diseños sobre seda bajo la guía de la artista textil Alena Dentler, acompañado de una copa de vino de una bodega privada. En el Museo Es Baluard de Palma, se organizan talleres familiares que exploran el arte a través del juego y la creatividad. Los amantes del arte también pueden visitar la Fundación Joan Miró para probar técnicas de estampado en un entorno inspirador lleno del legado del artista. Para quienes buscan una experiencia más holística, Finca Son Gener ofrece retiros con yoga, meditación y talleres creativos para encontrar equilibrio y acercarse a la naturaleza.
El otoño también es temporada de mercados en Mallorca. Los miércoles, Sineu acoge uno de los mercados más tradicionales de la isla, con puestos que venden productos frescos, artesanía y productos locales en un ambiente animado y encantador que ha atraído visitantes durante siglos. El mercado del sábado en Santanyí es otro favorito, con una mezcla de arte, ropa, comida y artesanía en un pintoresco entorno urbano. Ambos mercados son perfectos para pasear, probar delicias locales y disfrutar del auténtico ritmo de la isla con calma.
Pasar el otoño en Mallorca es una forma de descubrir la isla desde una perspectiva completamente nueva. Los días soleados se mezclan con mañanas frescas, el mar sigue siendo atractivo y el paisaje muestra colores y contrastes que hacen que cada experiencia sea especial.